Samanta Alva Vargas

El Síndrome de Angelman es un trastorno genético que impacta el sistema nervioso, presentando signos como retraso del desarrollo, discapacidad intelectual, limitaciones significativas en el habla, desafíos de movimiento y equilibrio. Este afecta aproximadamente a 1 de cada 15.000 personas. En relación con el Día de Concientización sobre las Enfermedades Raras, conversamos en exclusiva con el Dr. César Ochoa-Lubinoff, pediatra del neurodesarrollo y director del programa de Pediatría del Desarrollo y el Comportamiento de Hospital en Los Ángeles, Estados Unidos.

“El Síndrome de Angelman es una condición rara y severa, consecuencia de la falta de una proteína en el cerebro, clave para su desarrollo y funcionamiento. Se trata de una variación en el cromosoma 15, debido a la ausencia del gen UBE3A. La falta de este este gen que produce la proteína correspondiente, es la que causa la condición”, explica Ochoa-Lubinoff.

Características del Síndrome de Angelman

El Síndrome de Angelman se manifiesta a través de una variedad de síntomas y características, afectando profundamente el desarrollo y la calidad de vida de los niños que lo padecen.

  • Retraso del desarrollo motor: es uno de los rasgos más evidentes y que marcan el camino hacia el diagnóstico. “Los niños normalmente comienzan a sostener su cabecita entre los 2 a 4 meses de edad y se sientan a los 7 meses de edad. Los niños con Síndrome de Angelman se demoran mucho más. Por ejemplo, un niño suele caminar entre los 13 a 15 meses, pero los niños con Angelman caminan a los 2 o 3 años de edad”, detalla el experto.
  • Ataxia: En los pacientes con Síndrome de Angelman sucede la falta de balance. La base de la caminata es más ancha y suele haber descoordinación para ejecutar los movimientos en la caminata.
  • Desafíos en la comunicación y el lenguaje: Muchos niños con Síndrome de Angelman tienen dificultades para desarrollar habilidades verbales, lo que requiere la adaptación a métodos alternativos de comunicación. “Ahora hay un ímpetu por usar computadoras para que puedan comunicarse, porque varios niños entienden más de lo que pueden hablar. Yo he conocido 3 o 4 pacientes con Angelman que sí pueden hablar, pero la mayoría no tiene esta capacidad”, explica Ochoa-Lubinoff.
  • Poca regulación emocional e hiperactividad: Los aspectos conductuales y emocionales del síndrome también son complejos, con muchos niños experimentando episodios de baja regulación. “Es usual que los niños con Síndrome de Angelman sean irritables. Además hay cierta impulsividad y agresividad, pero que no viene de la malicia sino de una baja regulación cuando se sienten nerviosos”, explica el pediatra del neurodesarrollo. Además, el experto detalla que también se presenta ansiedad en casos más leves.
  • Trastornos del sueño: “Los niños con Angelman suelen tener problemas para apagar sus sistemas durante la noche y dormir. En algunos casos, hay problemas para sostener el sueño durante la noche, pues se despiertan varias veces. Esto tiene un impacto muy grande en su vida pues no tienen un buen descanso, así como en la vida de los padres”, explica Ochoa-Lubinoff.
  • Estreñimiento: El pediatra del neurodesarrollo advierte que esta condición suele ser pasada por alto por ser considerada ‘banal’. “El estreñimiento puede agudizar su irritabilidad e incluso generar la pérdida del apetito. Es un síntoma al que los padres siempre deben estar al pendiente”, afirma.
  • Convulsiones: “La mayor parte de pacientes con Angelman tienen convulsiones leves. Sin embargo, hay un pequeño grupo de pacientes que sufre de convulsiones severas y necesitan acudir a un especialista para recibir el tratamiento apropiado”, explica Ochoa-Lubinoff.
  • Mioclono: Las personas con Síndrome de Angelman también pueden presentar movimientos espasmódicos involuntarios. “No sucede con mucha frecuencia, pero de aparecer pueden interferir con su vida diaria. En esos casos, se les refiere a neurólogos especializados en desórdenes del movimiento”, indica.

El experto precisa que el desarrollo en los pacientes con Síndrome de Angelman suele ser muy lento. “Avanza hasta los 5 o 6 años y sucede un estancamiento en su desarrollo”, indica. Además, la expectativa de vida suele ser normal, pues no se trata de un síndrome degenerativo.

Foto: Cleveland Clinic
Foto: Cleveland Clinic

¿Cómo se diagnostica el Síndrome de Angelman?

El proceso de diagnóstico del Síndrome de Angelman no suele ser sencillo, pues los síntomas no se evidencian sino hasta el primer año de vida de la persona. “Por más que uno sea un experto en Angelman, las manifestaciones en el primer año de vida son muy inespecíficas. Felizmente muchos casos están siendo diagnosticados antes de los 2 años de edad, que es un avance pues antes los exámenes genéticos no eran tan accesibles”, indica el experto.

Las sospechas sobre un posible caso de Síndrome de Angelman empieza en las primeras consultas regulares al pediatra. “El pediatra es la primera persona que identifica la demora del desarrollo motor en las visitas de niño sano. Conforme pasa el tiempo, el retraso del desarrollo se hace más y más evidente. Allí se refiere a un neurólogo, genetista o pediatra del desarrollo. Nosotros los evaluamos y recomendamos terapias, tanto para ellos como a los padres para que sepan cómo manejar los desafios de conducta”, explica Ochoa-Lubinoff.

“Para el diagnóstico se ordena un examen genético y allí se puede encontrar una variación en el cromosoma 15, debido a la ausencia del gen UBE3A. La falta de este este gen que produce la proteína correspondiente, es la que causa la condición”, detalla.

Medicamentos en prueba para el Síndrome de Angelman

Como parte del Programa clínico y de investigación de Cedars-Sinai Guerin Children’s Hospital, el Dr. César Ochoa-Lubinoff participa en las investigaciones para desarrollar un nuevo tratamiento que ayude a los pacientes con Síndrome de Angelman.

Se trata de un tratamiento genético dentro de la categoría ASO: Antisense oligonucleotide therapies (Oligonucleótido antisentido en español). “Es una molécula que se inyecta en el líquido espinal, llamada infusión intratecal. Este medicamento va por el líquido espinal al cerebro, las neuronas y al núcleo de las neuronas y encuentra ese gen que se bloqueó al nacer”, explica Ochoa-Lubinoff.

Este tratamiento se encuentra aún en etapa de investigación, pues se vienen realizando estudios globales para comprender su efectividad y dosaje adecuado. “Hemos visto mejorías, pero el problema está en que como la condición de desarrollo es muy severa, compararlos con el rango típico de un niño es demasiado. Aún no se ha llegado al punto de desarrollar el habla o de ver un desarrollo típico. Sin embargo, se ha visto respuestas positivas en algunos pacientes. La respuesta más rápida fue la mejoría del sueño y la conducta se vio un poco más regulada. Algunos pacientes empezaron a caminar mejor sin abrir demasiado las piernas al hacerlo, se vio mayor resistencia para caminar. También se vio una mejora en la atención al momento de hacer las tareas o actividades”, detalla el experto.

Aunque este tratamiento aún se encuentra en fase de investigación, se busca la aprobación de la organización reguladora de estos medicamentos en Estados Unidos para ampliar el nivel del estudio clínico.

Tratamientos para el Síndrome de Angelman

En Estados Unidos, la primera línea de acción tras el diagnóstico del Síndrome de Angelman es referir a los pacientes, desde que son pequeños, a sistemas de intervención temprana, donde pueden recibir terapia física, terapia ocupacional, terapia de habla y terapia conductual.

“La terapia de conducta está más enfocada en los padres, porque es difícil pedirle al paciente que controle sus impulsos. El trabajo con los padres consiste en guiarlos sobre cómo responder a los desafíos y cómo ofrecerles una rutina para el cuidado de su hijo”, explica.

“Sobre el descanso, lo primero que hacemos es una higiene del sueño: instaurar prácticas saludables para que el niño tenga una rutina de sueño y evitar los dispositivos electrónicos. Si ello no funciona, recomendamos usar melatonina”, añade.

Respecto de los tratamientos farmacológicos, el experto explica que se consideran desde múltiples frentes: medicamentos para tratar las convulsiones, otros para combatir el estreñimiento, y en algunos casos se usan medicamentos para ayudar la regulación emocional. “La prescripción no es sencilla porque muchos pacientes son muy sensibles a los medicamentos. Lo que funciona bien en algunos niños con problemas del neurodesarrollo, no necesariamente será positivo para un niño con Síndrome de Angelman. Hay que ser muy cauteloso para prescribir medicamentos”, advierte.

Sobre los tratamientos en el Perú, Ochoa-Lubinoff detalla que tiene acercamiento con algunos padres de niños con Síndrome de Angelman que buscan promover una asociación de apoyo. “En gran parte son responsables de esta entrevista. Están identificando neurológos que tienen un interés en esta condición y que están comenzando a ser más experiencia sobre ella. Estamos trabajando con con un grupo de padres en Latinoamérica para este hacer un curso para neurólogos que están interesados en aprender más del Síndrome de Angelman. Queremos potenciar las capacidades humanas de gente con experiencia que pueda tratar esta condición. Si bien es mucho trabajo costoso, porque los seguros no cubre estas condiciones, estamos trabajando juntos y empujando este carro para mejorar la calidad de atención médica para los niños con Síndrome de Angelman”, finaliza el experto.

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